Diario de Ruta 4

El sábado amaneció soleado. Como jugaba el Barça la final de la Champions decidimos ir a verlo (aquí fue a las 14.30h). Había un montón de gente con camisetas blaugrana y otro montón con camisetas del Madrid. Interesante… Por cierto, ¡felicidades a todxs lxs culés!

SAMSUNGAllí nos vimos con nuestro amigo Carl, neoyorquino que ya nos hizo de anfitrión en nuestro viaje catorce años atrás y con el que fuimos a un bar a ver el partido y luego a dar una vuelta por Brooklyn para relajarnos y ver algunas tiendas de música, mercados callejeros y un sinfín de lugares de película.

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Tarde de birras y vuelta a casa para una ducha rápida y marchar a The Delancey, donde tocamos esa noche. Un local de tres plantas junto al puente de Brooklyn por el que han pasado bandas míticas del país y donde nos sentimos como en casa.

freedom towerEl domingo hacía un día espectacular. Era el momento ideal para dar una vuelta y conocer Manhattan. Empezamos por Chinatown, donde comimos antes de ir a la Zona Cero. Allí pudimos ver la impresionante Freedom Tower, además de pasear por toda la zona empresarial de la ciudad y acercarnos a la bahía para saludar a La Dama Verde. Es impresionante cómo ha quedado la zona tras el 9/11. Emocionante homenaje a las víctimas de tan macabra tragedia, aunque quizás un poquito mercantilizado.

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Después fuimos a Tompkins Square, muy cerca de casa, donde había conciertos al aire libre y un montón de gente del rock, algunos de ellos realmente cañeros.

freakshowDe ahí subimos a Central Park, donde pudimos descansar un ratito al sol (y quemarnos vivos) y luego pasear por este gran pulmón de la ciudad lleno de gente disfrutando en calma (lo que contrasta con el bullicio de la urbe que lo rodea). Ambiente lúdico-festivo para un domingo lleno de emociones.

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Cenamos en Little Italy de camino a casa, un barrio que ha inspirado películas como El Padrino. Acabamos en un restaurante cuyo gerente era un músico italiano que nos trató como a hermanos (e intentó emborracharnos a base de cerveza italiana y grappa alegando que era bueno para el show). Grazie, fratello! Aquí es donde se agradecen las nociones básicas de italiano, por extraño que parezca.

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Y, por la noche, a tocar a Otto’s Shrunken Head, probablemente el garito más cool de todos los que hemos pisado aquí. Rockeros y leyendas vivas de la escena neoyorquina en un tiki-bar lleno de muñequitas hawaianas en el que tuvimos el honor de compartir escenario con The 30th Street Blues Band, Luigi & The Wise Guys y The Paul Anthony Project (y luego jam session). Brutal. Como guinda, el maestro de ceremonias, Frank Wood, hizo de la velada un auténtico show. Aquí volveremos, ya está apalabrado. 😉

OttosLuego a tomar unas cerves en el bar del barrio y a descansar. Nos queda sólo un día en la gran urbe, así que toca hacer las maletas y aprovechar los últimos rayos de sol que se cuelan entre los rascacielos.

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